Cuando comenzamos a desarrollar nuestro emprendimiento generalmente las prevenciones jurídicas las dejamos para el último. Aprovecha estos consejos para ponerte a la cabeza de la competencia.
1. Define la estructura de tu negocio
No es lo mismo tener una empresa propia que asociarte con amigos (o incluso no tan amigos). Procura iniciar de la manera más simple posible, pero en caso que invites a socios o inversores, te conviene establecer reglas claras de aportaciones, distribución de capital, obligaciones y porcentajes de retiro.
Cuando tu negocio prospere, será indispensable saber lo que le corresponde a cada quien. Define unos estatutos sencillos y claros, sin cláusulas ostentosas o innecesarias.
2. Cuida las formas
Existen ciertos giros que requieren autorizaciones especiales o permisos. Además, si tu empresa es una sociedad, necesitarás formalizarla y luego inscribirla el Registro Público de Comercio, así como celebrar periódicamente reuniones del directorio y asambleas de accionistas.
Si alguien representa a tu sociedad, deberás otorgarle poderes con las facultades adecuadas. Evita dolores de cabeza por restringirlas demasiado o permitir más actos de los que sean convenientes.
3. Reparte responsabilidades
Rodéate de empleados y asesores capaces y leales que selecciones mediante procesos objetivos y verifica sus antecedentes. Si defines con claridad sus obligaciones, minimizarás el riesgo de que terceros o ellos mismos te demanden.
No te olvides que siempre serán necesarios contadores y abogados para estar en orden con tus obligaciones. Ten contratos de trabajo y de prestación de servicios acordes con tu estrategia y tu giro.
4. Documenta tu relación con clientes y proveedores
Recuerda que todos somos amigos hasta que dejamos de serlo. Documenta tus relaciones comerciales. No son necesarios contratos de 100 páginas; usualmente bastan algunas cláusulas que plasmen con claridad los derechos y obligaciones de las partes.
No te auto recetes: los modelos o ayuditas que obtienes on line “googleando” o que le copiaste al amigo pueden dejarte en grave riesgo jurídico. Ceder, a veces, en una negociación es mejor que tentar tu suerte en un juicio.
5. Evita invadir derechos de terceros
Si tu idea es novedosa, sería prudente registrarla. Consulta con un especialista si es necesario la registración. Recuerda que otros han tenido el cuidado de proteger su propiedad intelectual y, por ello, no debes usar marcas iguales o similares a las que ya existan.
Aléjate de la piratería y formaliza las licencias para productos que quieras comercializar. Si te interesa el ramo de las franquicias, revisa detalladamente las condiciones y requerimientos, ya que un incumplimiento puede provocar que te revoquen los derechos y que pierdas tu inversión.
6. Mantén el control
Establece manuales y procedimientos que faciliten tu operación cotidiana. El derecho también sirve para organizarte y definir con claridad las funciones de cada área, lo que permite estandarizar mecanismos de auditoría. Apóyate en expertos para tu normatividad interna, como tu Código de Ética, o tu aviso de privacidad y protección de datos personales. Evitarás pérdidas de tiempo y contingencias.
7. Guarda siempre un AS bajo la manga
Atiende tus necesidades jurídicas conforme se presenten. Es mejor tener asesoría constante que apagar incendios cuando ya están fuera de control. Siempre destina en tu presupuesto un monto razonable para asuntos legales. Si tus gastos jurídicos son preventivos, difícilmente tendrás que contratar a abogados que abusen de la urgencia y gravedad de tu problema.